Dice Therborn en su libro “¿Del marxismo al posmarxismo?”: “… en la ciencia que cultivaba Marx, la crítica era un elemento central, y se entendía que esta crítica era científica (…) la expresión crítica de la economía política fue durante mucho tiempo sinónimo de marxismo.” (p. 84)
Como vimos en clases anteriores, el positivismo tiende a separar al sujeto del objeto, afirmando la neutralidad valorativa de la ciencia. La teoría marxista, por el contrario, niega la neutralidad valorativa: sujeto y objeto se relacionan recíprocamente.
La ciencia positivista dota al conocimiento de un carácter neutral. A la manera de las ciencias naturales, las ciencias sociales deben encontrar las leyes de funcionamiento de la sociedad. Para Karl Marx, sólo si se adoptaba una adecuada concepción del mundo se lo podría comprender.
Marx desarrolló el materialismo histórico como método de análisis de la sociedad. El materialismo histórico supone que es la causa económica profunda lo que determina el acontecer histórico. Son los factores materiales del desarrollo económico-social los que determinan lo que ocurre y ocurrirá.
El elemento constitutivo base de toda sociedad es cómo esta se organiza para producir (infraestructura) y es a partir de esa base que se alzan toda una serie de instituciones e ideas que van a estar articuladas generalmente a los intereses de la clase dominante (superestructura).
Para Marx la base del desarrollo social, el motor de la historia, es la lucha de clases, la sociedad no es un todo armónico sino la expresión de intereses contradictorios. La producción de conocimiento se encuentra mediada por esos intereses que emanan de la estructura social y son condicionados por esta.
La obra de Karl Marx busca explicar ciertos fenómenos que hacen a la vida en la sociedad capitalista oponiéndose a las explicaciones que se dan en el seno de la ideología burguesa q la legitima.
Descripción o transformación
Hay otra tensión que estará presenta en el devenir de la disciplina sociológica y las ciencias sociales en general y que hace también a las diferencias entre estas dos grandes perspectivas que llamamos positivista y crítica, y es el papel de los cientistas sociales.
Para Marx y quienes siguen su legado, no basta con observar la realidad, codificarla y establecer leyes universales, sino que hay que buscar transformarla. La ciencia no puede ser el conocimiento cosificante de la realidad (“debemos tratar a los hechos sociales como cosas” va a proponer Durkheim) sino que debe estar al servicio de un proyecto de transformación político.
Dice el propio Marx en la XI tesis de “Las Tesis sobre Feuerbach”:
“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”
En esta materia elegimos centrarnos en el binomio descripción-transformación y es por eso que no nos vamos a adentrar en la vasta obra de Marx (Seguramente les resonarán títulos como «El Capital» o «El Manifiesto Comunista»). Dejo entonces para quienes quieran profundizar, dos videos de fácil acceso al pensamiento de este autor.
Para seguir profundizando
Referencias bibliográficas
Montenegro, W. Marxismo. En: Introducción a las doctrinas políticas económicas. Fondo de Cultura Económica.
Therborn, G. ¿Del marxismo al posmarxismo? Akal. (selección)
Se suele presentar a Emile Durkheim (1858-1917) como el primer pensador sistemático de la sociología. En los distintos prefacios a las ediciones de Las reglas del método sociológico (1895) él mismo señala que aunque en su tiempo ya existía una “ciencia de las sociedades”, la misma estaba repleta de prejuicios propios del pensamiento vulgar, y esto impedía delimitar adecuadamente lo específicamente social de las acciones de los hombres:
“Toda investigación científica versa sobre un grupo determinado de fenómenos que responden a una misma definición. El primer paso del sociólogo debe ser, pues, el de definir las realidades de que se ocupa, a fin de que se sepa de qué se trata, y de que lo sepa bien él mismo. Esta es la primera condición de toda prueba y toda verificación, y la más indispensable; una teoría no puede ser controlada más que si sabemos reconocer los hechos de que debe dar cuenta.
Además, como es por medio de esta definición inicial como se constituye el objeto mismo de la ciencia, éste será o no una cosa según el modo de realizar esta definición.”
(2012, 89)
Si el investigador asocia todo lo que se repite con lo social, la sociología como disciplina no tendría objeto propio y bien podría pensarse como derivada de la psicología o biología. Todo fenómeno social no es necesariamente objeto de la sociología, para serlo debe presentar características bien definidas que Durkheim engloba en lo que va a ser EL objeto de estudio: los hechos sociales.
Resulta imprescindible para Durkheim partir de esa definición porque está intentando sentar las bases de una ciencia específica, cuyo objeto y método también son específicos. Los hechos sociales no pertenecen al campo biológico ni al psicológico, son de otra naturaleza, sin por ello dejar de ser una realidad objetiva, plausible de ser analizada con rigurosidad científica. Los hechos sociales son el objeto de estudio de la Sociología y no hay entonces motivo alguno para buscar fuera de ellos sus razones de ser.
¿Qué son los hechos sociales?
Los hechos sociales son maneras de hacer y pensar que no podemos modificar a voluntad porque son externas a los individuos, aunque puedan ser interiorizadas y asumidas como propias. Son coercitivos precisamente por su carácter de externos, en el sentido de que no son creación de una voluntad.
La conceptualización de los mismos como “cosas” tiene la intención de diferenciarlos de las ideas en tanto “no se compenetran con la inteligencia de manera natural”, debemos abordarlos partiendo del hecho de que los ignoramos en tanto que tales (rigor metodológico).
¿Cuáles son sus características?
1) ser exteriores a los individuos
2) coercionarlos indistintamente
3) estar generalizados al interior de la sociedad y existir con independencia de las manifestaciones individuales.
Los hechos sociales son tales en tanto coercionan desde afuera a los individuos que conforman la sociedad. Esto es así porque la sociedad supera infinitamente al individuo tanto en el tiempo como en el espacio y está en condiciones de imponerle los modos de actuar y de pensar que ella misma, con su autoridad, ha consagrado.
(Vale aquí introducir la conceptualización que él hace de la sociedad como totalidad supraindividual: ésta no es simplemente la suma de los individuos que la componen)
La influencia coercitiva que tienen los hechos sociales en las conciencias individuales es un punto vital en la caracterización de los mismos ya que aquellos no son producto de voluntades individuales, son externos al individuo, lo anteceden y ejercen presión de manera más o menos directa, más o menos evidente. La prueba de su coacción se vuelve evidente, dice Durkheim, cuando uno intenta resistir, y pone como ejemplos desde una sanción penal por un delito, a la risa y alejamiento producto de vestirse por fuera de las convenciones de la época y grupo del que un individuo participa.
Durkheim pone la educación de los niños como vidriera de las características de los hechos sociales por él delimitadas. Dice que allí puede verse de manera más clara el esfuerzo continuo por “Imponer al niño formas de ver, de sentir y de actuar a las cuales no llegaría espontáneamente (…) Si con el tiempo deja de sentir esta coacción, es porque poco a poco engendra hábitos, tendencias internas que la hacen inútil, pero que la sustituyen porque derivan de ella.” (2012, 101)
La construcción de un método para explicar lo social: lo normal y lo patológico; causa y funciones.
El delito como ejemplo de hecho social:
Durkheim llega a la presentación del crimen como hecho social normal a través del siguiente razonamiento: si bien todo hecho sociológico puede revestir múltiples formas, existen dos clases entre esas formas, las que están extendidas por toda la especia y las que son excepcionales. Dice Durkheim: “Llamaremos normales a los hechos que presentan las formas más generales y daremos a los otros el nombre de mórbidos o patológicos.” (2012, pg.100)
Si bien un hecho social, dice el autor, no puede considerarse normal para una especie determinada sino en relación a una fase de su desarrollo, el crimen está presente en todas las sociedades, en todas las fases. Varía, sí, aquello que la sociedad entiende por crimen.
¿Cuál sería la causa del delito y cuáles sus funciones principales?
La causa es la imposible uniformidad universal y absoluta de la conciencia moral de un pueblo. No existe sociedad sin criminalidad. Esta varía de forma pero siempre se cometen “actos que ofenden ciertos sentimientos colectivos que están dotados de una energía y una nitidez particulares” (pg. 111). Esos sentimientos varían también.
Respecto a las funciones, el autor manifiesta que una de ellas es la de mantener la distinción al interior de una sociedad entre lo que ofende y violenta la conciencia moral colectiva y lo que no. La otra tiene relación con la evolución y cambio a lo largo del tiempo de la moral de cada pueblo: “Nada es bueno indefinidamente y sin medida. Es necesario que la autoridad de la que goza la conciencia moral no sea excesiva; de otro modo, nadie se atrevería a levantar la mano contra ella y ella se fijaría demasiado fácilmente bajo una forma inmutable. Para que pueda evolucionar, es necesario que pueda aparecer la originalidad individual, y para que pueda hacerlo la del idealista que sueña con superar su siglo debe ser posible la del criminal, que está por debajo de su tiempo. No hay una sin otra.” (pg.115)
A modo de cierre esta clase, les dejo estas últimas palabras del prólogo a la edición del 2012 de Emilio de Ipola:
“Ya que si podemos considerar a Durkheim un auténtico fundador y acordar a su pensamiento un vigor que no se resigna a envejecer, es porque dicho pensamiento fue el primero que intentó –más allá de las bellas ficciones del Iluminismo, imaginando un contrato voluntario, producto de una operación inexplicable, sin origen ni memoria, de la Razón- plantearse y responder sustantivamente a la pregunta ¿Por qué existe lo social, el ser-en-conjunto, el ser-con-los-otros y no, por ejemplo, guerra de todos contra todos, mera atomización? Esta pregunta presupone la contraria, que Durkheim tampoco descuidó: ¿Por qué hay también lo anti-social, lo a-social, el conflicto, la guerra? Pero esta pregunta complementaria está subordinada a la primera (e incluso incluida en ella). Apelando a su propia terminología, diremos que Durkheim intentó y logró responder por primera vez científicamente a ella. Contra lo que consideraba una mera especulación del voluntarismo iluminista, procuró buscar la solución en la solidez de los hechos, en las imposiciones de la naturaleza y de la historia, en las características y en la iniciativa de los seres humanos. Muchos otros interrogantes surgieron y encontraron solución a partir de esa cuestión inaugural. La obra entera de Durkheim lo muestra fehacientemente. Por ello, todo sociólogo, aún no durkheimiano, aún adversario de Durkheim, guarda para con él una deuda inestimable.”
(2012, 16)
Material audiovisual adicional:
Referencias bibliográficas
Durkheim, Émile, Las reglas del método sociológico. Buenos Aires: Gorla, 2012.
A manera de actividad diagnóstica les propongo leer esta entrada y condensar en un solo párrafo lo leído (la idea de esta actividad es diferenciar ideas primarias y secundarias, para luego confeccionar un breve texto coherente y cohesionado).
Aunque la preocupación por los problemas sociales puede remontarse a muchos siglos atrás, las ciencias sociales (con sus objetos de conocimiento definidos y sus planteos metodológicos) recién aparecen a fines del siglo XVIII y preponderantemente en el siglo XIX.
Su surgimiento es resultado de los profundos cambios sufridos por las sociedades europeas en los dos últimos siglos. La aparición de nuevas formas de producción (el capitalismo industrial), las modificaciones en el plano de lo político y de las ideas concretadas con la Revolución Francesa, la constitución de nuevas clases sociales, generan transformaciones y tensiones que requieren ser estudiadas científicamente. La preocupación por explicar el funcionamiento de las distintas instancias de organización de lo social es asumida por las nacientes ciencias sociales. Construir un objeto científico les demandará a estas disciplinas una ruptura a dos niveles; por un lado con interpretaciones teológicas sobre el comportamiento de los hombres. Y a la vez, ruptura con la pretensión de elaborar conocimiento social a partir de prejuicios y concepciones de sentido común.
Las Ciencias Sociales procuran ser reconocidas como tales, es decir como “ciencias”, ya que, debido a sus características epistemológicas y metodológicas peculiares, no faltan quienes le nieguen ese reconocimiento, acusándolas de estar teñidas de un insalvable “Subjetivismo”. La principal dificultad epistemológica de las ciencias sociales radica en que el hombre es, a la vez, sujeto y objeto científico: pero además, este objeto científico es un sujeto consciente. Lo cual dificulta las condiciones de descentración que puedan garantizar objetividad a las demostraciones. Sin embargo, estas dificultades no son exclusivas de las ciencias sociales, ya que se dan también en las ciencias naturales. En un primer momento, estas nuevas ciencias utilizarán como modelo el que les era ofrecido por las ciencias naturales, más desarrolladas y con procedimientos probados por muchos años más de experiencia. Las interpretaciones sobre la naturaleza establecidas por la mecánica de Newton entusiasmarán a los economistas clásicos, la biología de Darwin servirá de apoyo a las corrientes evolucionistas y los modelos biológicos y físico – químico estarán presentes en los antropólogos y sociólogos funcionalistas y los economistas neoclásicos.
Las ciencias sociales comprenden una parte importante del mundo en que vivimos. Se las puede encontrar en la administración social, la planificación gubernamental, el cálculo empresarial, la organización de la educación, la salud, el trabajo y los medios de comunicación. Sus marcos de referencia sustituyen, de modo desigual pero significativo, la influencia de la tradición y la religión. Ellas pretenden ser no solamente una forma de experimentar el mundo y de hablar de él. Se proponen fundamentalmente ser capaces de producir un conocimiento sistemático sobre la realidad social.
La sociología es la ciencia que estudia el comportamiento social de las personas, de los grupos y de la organización de las sociedades. Se ocupa de la sociedad en tanto que sistema de relaciones sociales.
Alan Touraine, en su Introducción a la sociología (1978) va a decir que el sociólogo no observa la realidad social sino «prácticas sociales» y manifiesta la necesidad de distanciarse de las categorías por las que una sociedad presenta su experiencia y se sitúa con respecto a las demás.
Vivimos en una sociedad cuyo funcionamiento no comprendemos, pero cuyas consecuencias nos afectan. El mundo cambia y con él, las pautas de vida. La sociología intenta comprender esos cambios.
En los primeros dos minutos del siguiente video encontrarán una primera y breve aproximación a la disciplina que nos convoca:
¿Cómo surge la disciplina sociológica?
Hija del Siglo XIX y las transformaciones sociales y económicas que produjeron la Revolución Francesa y la Revolución industrial en Inglaterra, la incipiente disciplina busca explicar los cambios sociales al interior de la sociedad europea para así diseñar un nuevo orden social estable.
Al interior de la disciplina, podemos encontrar dos grandes formas básicas de entender la práctica científico-social: el enfoque positivista y el enfoque crítico.
El Positivismo entiende la realidad social como un reflejo de las leyes objetivas que rigen la sociedad humana. Hace foco en el carácter universal de las leyes que subyacen al desarrollo de las sociedad y por lo tanto no da lugar a la voluntad de los miembros como posible motor de cambio. Emulando a las ciencias naturales, este enfoque se presenta como una visión científica y objetiva de la realidad social.
El enfoque crítico por el contrario, asume la no neutralidad valorativa y habla en términos de perspectiva de clase. Busca explicar lo que ocurre y ocurrirá a partir de los factores materiales del desarrollo económico-social. Sitúa a la lucha de clases como motor de la historia.
En las sucesivas clases veremos a dos pensadores de la Sociología Clásica: Emile Durkheim y Karl Marx, cada uno encarnando una de las perspectivas mencionadas anteriormente.
Referencias:
Lander, E. Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos. (2003)
Manual de Sociología para adultos. Editorial Maipue. (2011)
Actividad
A partir de lo trabajado, realicen con la herramienta Canva una infografía.
Les propongo trabajar colaborativamente a distancia. La herramienta Canva permite que varias personas trabajen sobre un mismo objeto. Cuando este terminado, un integrante por grupo sube la infografía incluyendo los apellidos de quienes la realizaron. (Dos o tres participantes por infografía)
Llegamos a la última clase y quisiera volver a la primera, aquella en la que vimos que el/la sociólogx observa «prácticas sociales» y necesita distanciarse (poner entre paréntesis o lo que el lo mismo no dar por «naturales») de las categorías a través de las cuales la sociedad presenta su experiencia.
Luego vimos también que el fenómeno comunicacional es un proceso social de puesta común y participación. Comunicar implica «construir un sentido en la interacción» y todo comportamiento es comunicación.
Desde ese marco interpretativo intentaremos cerrar este ciclo lectivo primero con la cuestión de género en el lenguaje, para finalizar con una reflexión por relación al lugar del colectivo femenino y/o trans al interior del colectivo de diseñadores gráficos argentinxs. El objetivo de esta última propuesta es abrir interrogantes, compartir materiales, despertar el interés por pensar cómo nos comunicamos, qué efectos tiene y qué posición toman ustedes como futurxs profesionales del diseño respecto de este (y otros) tema(s)… ¡ojalá así sea!
La no neutralidad del lenguaje
El lenguaje construye realidad o, dicho de otro modo, visibiliza/invisibiliza aquello que la constituye. Hay una relación entre pensamiento y lengua, hay una vinculación entre género y sexo en la mente de lxs hablantes. Muchas veces el lenguaje contribuye a (re)producir situaciones de discriminación o exclusión.
La nota La lengua degenerada presenta sobrados argumentos y estudios que dan cuenta del efecto que puede tener la lengua sobre la reproducción de estereotipos sexistas y relaciones de género androcéntricas (es decir, centradas en lo masculino). Cito un breve extracto:
“El equipo de Dies Verveken realizó tres experimentos con 809 estudiantes de escuela primaria (de entre 6 y 12 años) en entornos de habla de alemán y holandés. Indagaban si las percepciones de les niñes, sobre trabajos estereotípicamente masculinos, pueden verse influidas por la forma lingüística utilizada para nombrar la ocupación. En algunas aulas presentaban las profesiones en forma de pareja (es decir, con nombre femenino y masculino: ingenieros/ingenieras, biólogos/biólogas, abogados/abogadas, etc.), en otras en forma genérica masculina (ingenieros, biólogos, abogados, etc.). Las ocupaciones presentadas eran en algunos casos estereotipadamente ‘masculinas’ o ‘femeninas’ y en otros casos neutrales. Los resultados sugirieron que las ocupaciones presentadas en forma de pareja (es decir, con título femenino y masculino) incrementaban el acceso mental a la imagen de mujeres trabajadoras en esas profesiones y fortalecían el interés de las niñas en ocupaciones estereotipadamente masculinas.”
La lengua no es “la clave mágica” para conseguir un mundo igualitario, pero no puede negarse como espacio de disputa posible, como terreno desde el cual nombrar la diversidad y visibilizar la desigualdad.
Un ejemplo del peso que tuvo y tiene el lenguaje a la hora de crear/sostener/denegar oportunidades es el acceso a bancas en el poder legislativo por parte de mujeres.
El video que aparecerá a continuación fue realizado en 2015 por la Cámara de Diputados en el marco de la presentación de una «Guía para el uso de un lenguaje no sexista e igualitario en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación». Me interesa especialmente que miren los primeros dos minutos: es el debate previo a la votación a favor del sufragio femenino (dicho proyecto se empezó a tratar en 1946 y se aprobó en 1947).
Hay una búsqueda de igualdad de oportunidades que sigue activa.
En ese sentido, y por relación al diseño gráfico, se podría decir que también hoy se dan debates y se promueven cambios al interior del campo profesional .
«Todes o nadie»
El diseñador gráfico Coco Cerella publicó en sus redes un video en el que cuenta su fallida participación en un evento con oradores masculinos únicamente, que se canceló por el malestar que esto produjo:
«Este no es un mensaje moralista, ni para señalar a alguien en particular. Creo que todos somos parte de esta mierda machista en mayor o menor medida. yo mismo hace poco participé de un evento parecido y no tuve los reflejos para plantearlo en el momento. Modelos desiguales donde nos toca hacernos cargo. Todes o nadies.»
Realizar una pequeña investigación en torno a diseñadoras gráficas argentinas o Colectivos de diseño con perspectiva de género («Hay futura» o el grupo ONAIRE entre otrxs).
La idea es que, en el formato que consideren más apropiado, comuniquen y difundan el trabajo de diseñadoras o producciones que tengan como eje la perspectiva de género. La presentación se hará de manera presencial el día 15/11 y se entregará también una versión en papel.
El poder del “ver”, dice Arfuch (2009), se ha extendido a tal punto que las cosas del mundo se nos revelan “bajo una forma de mirar modelada desde la más tierna infancia…”. Habla de proliferación de lo visible, visualidad “conformada, estereotípica, diseñada”, desmaterialización del mundo en imagen. La imagen en la sociedad global se nos presenta omnipresente, invasiva, más real que lo real.
En esta clase nos preguntaremos por la fuerza performativa de la imagen, por aquello que nos ofrece ver pero también por lo que nos pide. Nuestro objeto será la mirada, la mirada como construcción y la acción de mirar o de ver (¿es lo mismo?) como modulada de antemano y productora de sentidos que no pre-existen necesariamente en lo mirado.
En el libro «El sitio de la mirada», Gruner habla de una mirada sitiada: «(…) en el doble sentido de una mirada que es construida en un específico lugar y que está en estado de sitio, constreñida por las estructuras sociales, ideológicas y culturales de la sociedad a la cual esta mirada da una particular preferencia».
La visión que cada individuo tiene estaría entonces condicionada por la sociedad a la que pertenece, la época, la educación que recibió y las experiencias de vida.
Les dejo un artículo de Pier Paolo Pasolini que ejemplifica de bello modo lo anteriormente dicho: “La primera lección me la dio una cortina” del libro Cartas Luteranas (pg. 33).
Modos de VER
El programa televisivo Ways of seeing, dirigido en 1972 por John Berger, se propuso analizar cómo nuestros modos de ver afectan a la forma de interpretar. La serie recibió diversos premios, revolucionó la teoría del arte y fue adaptada a formato libro, convirtiéndose desde entonces en un título indispensable de la teoría del arte y de la comunicación visual.
Les propongo que veamos el capítulo 1 de la serie:
Una vez que hayan visto el video, los invito a leer una breve selección del libro homónimo y realizar una primera reflexión personal. En esta primera aproximación al tema y al abordaje que hace el autor se espera que puedan dar cuenta de la comprensión del planteo, y luego sí se permitan producir, esbozar, un discurso propio. Pueden hacer dialogar la propuesta de Berger y el artículo de Pasolini, por ejemplo. Es una consigna libre por relación a la elaboración.